Didáctica Especial y Práctica de la Enseñanza
(904)
Blogfolio del primer cuatrimestre
Mis prácticas fueron realizadas con Sofía Abrevaya (mi pareja pedagógica) en el Instituto Joaquín V. González.
Aquí coloco algunas imágenes del Profesorado, antes de comenzar con el desarrollo:
Dicho esto, comienzo con el contenido de mi blogfolio (sólo hay que presionar la que quieran ver):
Introducción.
En las primeras clases del Profesorado en Psicología (en todas las materias) mencioné que la docencia no estaba entre mis pasiones, que la docencia no estaba en mis cosas preferidas. No obstante, debo reconocer que en algunos contextos he llegado a disfrutarla.
En esta práctica de la enseñanza, me ha tocado tener que enseñar Piaget y Bruner a estudiantes del Profesorado en Psicología. Por suerte, Piaget es un autor con el cual me siento muy cómodo (aunque de Bruner sabía muy poco).
Nuestras clases eran los miércoles al mediodía, de 10:10 a 12:10. Los estudiantes parecían buena gente. Todas personas de aproximadamente 20 años, sacando algunas excepciones. Cursan todos los días, símil secundario, por la mañana, teniendo horarios programados y yéndose del instituto al mediodía.
Las clases fueron dictadas en una aula de Biología: en la misma había enchufes para todas las mesas, las cuales eran con pileta y espacio como para poner instrumentos de química, y hasta hay una heladera. Había numerosos tubos de ensayo, e incluso plantas y peces (aunque desapareció todo para nuestra última clase).
En esta práctica de la enseñanza, me ha tocado tener que enseñar Piaget y Bruner a estudiantes del Profesorado en Psicología. Por suerte, Piaget es un autor con el cual me siento muy cómodo (aunque de Bruner sabía muy poco).
Nuestras clases eran los miércoles al mediodía, de 10:10 a 12:10. Los estudiantes parecían buena gente. Todas personas de aproximadamente 20 años, sacando algunas excepciones. Cursan todos los días, símil secundario, por la mañana, teniendo horarios programados y yéndose del instituto al mediodía.
Las clases fueron dictadas en una aula de Biología: en la misma había enchufes para todas las mesas, las cuales eran con pileta y espacio como para poner instrumentos de química, y hasta hay una heladera. Había numerosos tubos de ensayo, e incluso plantas y peces (aunque desapareció todo para nuestra última clase).
Observaciones.
Realizamos ambas observaciones consecutivamente (o sea, un miércoles detrás del otro). Fueron bastante productivas. Además de comprender la dinámica de la clase de la profesora, pudimos observar el comportamiento de los estudiantes: algunos estaban muy interesados en aprobar, otros no tanto, algunos muy participativos, otros iban como por obligación, entre las posibles variantes que hay entre un grupo de estudiantes. No parecía incomodarles en lo más mínimo nuestra presencia, e incluso nos saludaron agradablemente desde el primer día. En definitiva, nos sirvió mucho para poder orientarnos en cómo haríamos las clases a futuro: ya sabíamos que contaríamos con una cierta participación por parte de los estudiantes. Incluso nos permitió predecir. Los estudiantes que suponíamos que no participarían, no participaron, así como que los que presupusimos que participarían, lo hicieron.
Entrevista.
La entrevista fue realizada con nuestra propia profesora de la Práctica, debido a que la clase que observamos es dictada por ella. Obtuvimos mucha información sobre los alumnos y nos permitió guiar muy bien nuestra práctica.
Las clases.
Luego de el ejemplo nefasto que fue la microclase durante la cursada, considero que las clases propiamente dichas fueron bastante mejores. En las microclases tuvimos una serie de errores que fueron muy notorios: la falta de actividad integrando grupos (lo cual, a nuestro favor, se vuelve muy difícil si uno considera el tiempo con el cual cuenta para dar textos relativamente largos), la falta de exposición dialogada (no solo fue una clase expositiva, sino que directamente no el dimos lugar a la participación a nuestros compañeros) y la desintegración (no eramos una pareja pedagógica, simplemente dábamos dos clases diferentes turnándonos).
Al momento de dar las clases en el J. V. G., nuestro desempeño mejoró. Primero que nada, hubo que hacer mucho uso de la exposición dialogada y de los grupos. Esto es muy facilitado por la duración de la clase. Cuando la clase pasa a durar 2 horas, nos permite planificar trabajos grupales, explicar los temas lentamente, etc. Yo no sé si mi pareja pedagógica lo notó tanto, pero para mí fue una diferencia importante.
En las primeras dos clases me sentí bastante cómodo, pese a los nervios que pensé que sentiría. Encima, por otro lado, los estudiantes eran "gamba" y nos ayudaban participando en clase, haciendo preguntas sencillas, entre otras cosas. No obstante, no querían trabajar, y había grupos que, si no les estabas encima, no hacían nada. O, la más común, que sólo uno de ellos realice el trabajo, y sea el que dé la cara por el grupo.
Particularmente noté algunas debilidades mías, como ser demasiado apegado al texto. En cuanto un alumno me realiza una pregunta que rompe la estructura, me cuesta responder (por ejemplo, "-Profe, ¿esto lo relaciona con X tema?", mi respuesta automática es un "no, está en la bibliografía". O, mi respuesta general, es dar muchos rodeos a la pregunta para llegar a un terreno en el cual me sienta cómodo respondiendo (desde el texto, por supuesto). Respecto a esta debilidad, la sentí muy notoria en mi tercera clase. En ésta, no tenía la preparación necesaria para estar al frente (encima con un autor que no manejaba tanto como a Piaget). En un momento muy obvio, frente a una pregunta de una alumna, no pude responder debido a que no sabía la respuesta. Esto se debía, también, a que había leído la bibliografía destinada a los estudiantes, y no la que debía leer desde mi rol docente.
En todo esto, también debo reconocer que el Profesorado me ha sido difícil de sostener en algunos momentos. Es un momento de mucho trabajo –y estudios– de mi vida, y planificar las clases, realizar el programa y estar pendiente de la materia me ha costado un gran trabajo, no siempre pudiendo rendir como me gustaría –otro defecto que me ha señalado mi profesora: el sincericidio–.
Por otro lado, si alguna vez quiero dedicarme a la docencia, encuentro que debo superar otro inconveniente: mi miedo al pizarrón. Francamente escribo muy mal en el mismo, debido a la falta de práctica. A eso, si se le suman mis frecuentes nervios, lo convierte en una estrategia que sólo aumentaría mi ansiedad.
Habiendo dicho bastantes puntos débiles, podría nombrar algunas fortalezas. Considero que adquiero solvencia conceptual con los temas con relativa facilidad y que no tengo grandes dificultades para transmitirlos, y el feedback de los estudiantes al respecto fue bueno. Por otro lado, nuestro interés siempre fue guiado por cómo transmitir los contenidos eficientemente. Con mi pareja pedagógica, siempre tuvimos como "norte" cómo está compuesto el estudiantado y cómo abordar la situación. Principalmente, al momento de dar la introducción para el examen.
La clase previa al examen no fue tan sencilla de planificar, debido a que la cursada tuvo modificaciones por razones ajenas a la profesora y a nosotros, y hubo que ir reprogramando sobre la marcha. Hicimos un buen desarrollo respecto del examen con los temas principales, y considero que les dimos una gran ayuda para llevarlo adelante.
Al momento de dar las clases en el J. V. G., nuestro desempeño mejoró. Primero que nada, hubo que hacer mucho uso de la exposición dialogada y de los grupos. Esto es muy facilitado por la duración de la clase. Cuando la clase pasa a durar 2 horas, nos permite planificar trabajos grupales, explicar los temas lentamente, etc. Yo no sé si mi pareja pedagógica lo notó tanto, pero para mí fue una diferencia importante.
En las primeras dos clases me sentí bastante cómodo, pese a los nervios que pensé que sentiría. Encima, por otro lado, los estudiantes eran "gamba" y nos ayudaban participando en clase, haciendo preguntas sencillas, entre otras cosas. No obstante, no querían trabajar, y había grupos que, si no les estabas encima, no hacían nada. O, la más común, que sólo uno de ellos realice el trabajo, y sea el que dé la cara por el grupo.
Particularmente noté algunas debilidades mías, como ser demasiado apegado al texto. En cuanto un alumno me realiza una pregunta que rompe la estructura, me cuesta responder (por ejemplo, "-Profe, ¿esto lo relaciona con X tema?", mi respuesta automática es un "no, está en la bibliografía". O, mi respuesta general, es dar muchos rodeos a la pregunta para llegar a un terreno en el cual me sienta cómodo respondiendo (desde el texto, por supuesto). Respecto a esta debilidad, la sentí muy notoria en mi tercera clase. En ésta, no tenía la preparación necesaria para estar al frente (encima con un autor que no manejaba tanto como a Piaget). En un momento muy obvio, frente a una pregunta de una alumna, no pude responder debido a que no sabía la respuesta. Esto se debía, también, a que había leído la bibliografía destinada a los estudiantes, y no la que debía leer desde mi rol docente.
En todo esto, también debo reconocer que el Profesorado me ha sido difícil de sostener en algunos momentos. Es un momento de mucho trabajo –y estudios– de mi vida, y planificar las clases, realizar el programa y estar pendiente de la materia me ha costado un gran trabajo, no siempre pudiendo rendir como me gustaría –otro defecto que me ha señalado mi profesora: el sincericidio–.
Por otro lado, si alguna vez quiero dedicarme a la docencia, encuentro que debo superar otro inconveniente: mi miedo al pizarrón. Francamente escribo muy mal en el mismo, debido a la falta de práctica. A eso, si se le suman mis frecuentes nervios, lo convierte en una estrategia que sólo aumentaría mi ansiedad.
Habiendo dicho bastantes puntos débiles, podría nombrar algunas fortalezas. Considero que adquiero solvencia conceptual con los temas con relativa facilidad y que no tengo grandes dificultades para transmitirlos, y el feedback de los estudiantes al respecto fue bueno. Por otro lado, nuestro interés siempre fue guiado por cómo transmitir los contenidos eficientemente. Con mi pareja pedagógica, siempre tuvimos como "norte" cómo está compuesto el estudiantado y cómo abordar la situación. Principalmente, al momento de dar la introducción para el examen.
La clase previa al examen no fue tan sencilla de planificar, debido a que la cursada tuvo modificaciones por razones ajenas a la profesora y a nosotros, y hubo que ir reprogramando sobre la marcha. Hicimos un buen desarrollo respecto del examen con los temas principales, y considero que les dimos una gran ayuda para llevarlo adelante.
Conclusión.
Habiendo atravesado los primeros meses de prácticas, quizás reconsidere mi posible inserción en algún ámbito docente, debido a que no me sentí tan incómodo en la situación como pensaba. Creo, quizás a futuro, que podría pedir participar en algún espacio académico en la Facultad de Derecho. Pero, según entiendo, sólo me sirve ser docente si es una temática que me apasiona; si no, no me siento muy a gusto.
La exposición a la situación –y tener que dar clases– me dio algunas herramientas muy útiles: cómo organizar la información antes de dar las clases, qué cosas tener en cuenta, estimar mejor los tiempos, entre otras. Son herramientas que, independientemente de si alguna vez me dedico o no a la docencia, me serán útiles, por lo cual espero con interés el próximo cuatrimestre, que será un desafío algo más difícil: alumnos de secundaria.
Me despido. Espero verlos el próximo cuatrimestre. ¡Saludos! Matías.
Me despido. Espero verlos el próximo cuatrimestre. ¡Saludos! Matías.
Me pareció bastante acertado como describiste los errores que cometimos en la microclase como pareja pedagógica, y cómo los solucionamos en la práctica. No la había operacionalizado. Gracias!
ResponderEliminarLa formación se trata de poder hacer estas reflexiones que hicistes. Reconocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas es un trabajo difícil para algunos. La docente que nos hizo la devolución me dijo que la formación se trata de animarnos a aquello a lo que le tememos. Me pasa lo mismo que a vos con el pizarrón y esto nos lo marcó porque yo no quise ni acercarme al pizarrón. Se tratará de animarnos a superar estas dificultades con la práctica continua.
ResponderEliminarQue buena tu reflexión sobre los aciertos y errores que fuiste teniendo a lo largo de las distintas experiencias, me parece que es muy valioso poder realizar este análisis para avanzar e ir superando obstáculos.
ResponderEliminarConsidero que en el recorrido de tu blog hiciste un trabajo interesante de evaluación de la práctica, sobre todo a partir de la microclase. En esa experiencia se pueden leer el proceso de planificación, la puesta en práctica de esa planificación y una actitud reflexiva sobre los resultados de la misma a partir de los cuales pueden re-pensar nuevas estrategias para la práctica.
ResponderEliminarEs muy interesante que evaluemos las virtudes y defectos de cada uno de nosotros para poder pensarnos como docentes desde nuestras formas y destrezas, aprendiendo y creciendo en el aprendizaje de nuevas posibilidades, mejorando día a día en pos de nuestras búsquedas y deseos.
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